Condeno mi alma,
y mi cuerpo,
y mi recuerdo,
y mi recuerdo,
al fuego eterno
que alberga tu pecho.
Me consumiré en un abrazo rápido
cuando nada quede
cuando nada quede
más allá
de las puertas
que tu me enseñas.
Seré solitaria y dormida,
sombra de tu sombra,
muerta o viva,
allí donde quieras
del modo que prefieras.
Más,
por más que me esclavices
a tu pecho y a tus besos,
no condeno mis poemas
que son libres como aves
que son libres como aves
que naufragan con el viento.
GENIAL GENIAL GENIAL UUF mi gustar mucho
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