"En la esencia de todo lo que existe subyace el arte" Ciruelo
"Mantén sucia la estrofa. Escupe dentro" Ángel González

23 de enero de 2012

Palitos de Mango


Apareció entre los colores y las voces que se mezclaban y se fundían dotando al lugar de una vida extraordinaria, real, como pocas veces se ha visto. Todo el mundo parecía feliz, todo el mundo parecía inocente (aunque también pudiera ser que fuera yo quien lo estaba y en mi cabeza le impusiera es mismo estado a todo el mundo)
Apareció portando aromas; esencias de vida en frasquitos de porcelana fina y cristalerías con engarzadas piedras preciosas, los olores se esparcían por el aire de manera  tan notable que aseguraría que podía ver las esencias de los olores, haciendo espirales y cabriolas en el viento. Los espectaculares recipientes te arrastraban de lleno a un mundo de riquezas y vestidos dorados. Podía verme en el mismo sitio, con una tiara de flores en la cabeza y bailando junto a él siglos atrás.
Apareció entre la espesura de la gente bailando, dando brincos sobre sí mismo y con una enorme sonrisa en la cara, colorada como un tomate maduro. Y en aquel momento me hizo gracia. Podría ser por su particular atuendo, por su baile excéntrico en el que parecía que sus piernas se habían enfadado y trataban de huir de él; quizás por la comicidad de su expresión entre el nabo amoratado que tenía por nariz y el sonrojado de sus mofletes. No supe porqué, ni lo sé aún, pero me resultó tan gracioso que se me escapó una risilla. Suave, onírica, cautelosa, avergonzada, natural, pero sobre todo la sonrisa más sincera que he escuchado salir de mi propia garganta.
El me devolvió la sonrisa más ampliada y continuó con su baile, exagerándolo más. Creando un pequeño espacio aislado entre la muchedumbre para nosotros, para su baile frenético y mi alegría al contemplarle. Sin que nadie interrumpiese, sin que los colores, los olores y la música perdieran fuerza a nuestro alrededor.
Cuando pasé junto a él me hizo una pequeña reverencia y yo amplié mi sonrisa, y antes de que me diera la vuelta me dijo "Toma"  y rebuscó entre sus finas cañitas de madera que sujetaba en un puñado. Cogió una del borde y se la llevó a la nariz para comprobar su aroma. Satisfecho con  su elección me la extendió y con un acento argentino verdaderamente arrebatador me susurro como un secreto “no te habré sacado dinero, pero te he sacado una sonrisa. Para una mujer tan linda, es un aceite de mango"
Y así era. Un fuerte aroma dulzón me envolvió cuando me acerqué la varilla a la nariz. Me sumergió en un segmento parado del tiempo, lejos de todo, porque uno de mis 5 sentidos estaba disfrutando de un orgasmo. El inconfundible olor a mango me trajo consigo el recuerdo de un mar Caribe, de aguas cristalinas y sabor tropical. En mi boca aparecieron los rastros de algún coctel y sentí como en mis brazos el bello se erizaba, presa, sin duda, de algún cosquilleo, que nacido tras mi nuca, había escapado a la velocidad del rayo al resto de mi cuerpo. "¡gracias!"  Exclamé eufórica con mi varilla de mango en la mano como si se tratara de un tesoro. El argentino bailarín me guiñó un ojo y me lanzó otra sonrisa ladeada y sincera antes de ser engullido de nuevo por la masa, casi uniforme, que se congregaba ante los tenderetes.
Me marché sin echar la vista atrás, para no ensuciar el recuerdo, para que aquella burbuja de fantasía dentro de la realidad siguiese tintada para siempre en mi memoria de aquella festividad colorida. Porque todo perdura en el recuerdo, y solo lo que uno imagina puede ser real.
Y con la varilla me entretuve toda mi tarde, caminando sin descanso ante la vida palpitante que cubría el mercado, con el aroma a mango todo el día colgando en el olfato, mientras las palabras del argentino iban dando vueltas en mi cabeza, convirtiendo un triste “no te he sacado el dinero, pero te he sacado una sonrisa" en el más bello poema que alguien me halla recitado.
 Aún ahora, la varilla de mango descansa con ternura sobre mis letras, impregnando las palabras con su aroma, reavivando los recuerdos, trayendo al presente palabras de amor imaginadas y una pasión todavía no inventada.

Indignación

He pensado, que es triste que un alma, un alma salvaje de cóndor como dice Ciruelo, pueda corromperse. Pueda alejarse de esa esencia casi celestial que tiene en su estado más puro por asuntos tan mundanos que ni siquiera tienen cabida en un mundo tan cosmopolita e inhumano como este.

He pensado, que es triste encontrar una entrevista a Murakami de la mano de Ray Loriga detrás de cientos de páginas de moda, critiqueo y los despilfarros y juergas de una familia real mantenida de mis impuestos.



He pensado, que es triste que la cultura se degrade hasta el punto de compararse con el negruzco barro que cubre mis zapatos, y que en el súmun de tamaña degradación, montañas de retrógrados ignorantes y gilipollas que se recrean entre millones ganados a base de perder integridad física y respeto dirigen el mundo, conduciéndonos a una vorágine de autodestrucción.


He pensado, que es triste que un estado se caiga mientras miles de millones del consumidor destinados a seguridad social y obras sociales se pudran bajo los dedos rechonchos de un político corrupto que opina que la piscina de su mansión no es suficientemente grande y que la prensa no habla lo suficiente de él.


He pensado, que es triste que miles de millones de personas mueran de hambre a lo largo del mundo cuando grandes corporaciones y empresas como Cargill, lo suficientemente ricas como para comprarse su propio país, destruyan y quemen toneladas de campos y cereales porque las buenas cosechas del año hayan hecho que el nivel general de Precios haya caído un 0,2 %.


Y sin embargo..... nadie dice nada.


22 de enero de 2012

22's de Enero, qué tendrán


Es increíble como el pasado siempre nos alcanza, nos espera a la vuelta de la esquina con ansias de despedazarnos, o mejor dicho, dentro de nosotros mismos.
Se manifiesta como ese latido desacompasado que brota en el pecho de repente y nos paraliza porque los nervios han capturado todo nuestro cuerpo y la mente se ha quedado en blanco. Y notas que el cuerpo ha recordado algo que tú no.
Algo insignificante que, sin embargo, ha influido a convertirte en lo que eres, a descubrir quien te quiere de verdad e, incluso, qué es lo que tú quieres. Algo tan insignificante como un abrazo quizás, que pudo pasar un buen día como hoy hace exactamente un año.

Y mientras tú te esfuerzas por recordar qué ocurrió el 22 de Enero de 2011, tu cuerpo llora cómplice del secreto, tratando de expiar sus penas y de asegurarse de que no vuelva a surgir la misma grieta. Pero no, no debería preocuparse por eso, porque se ha soldado y está más fuerte que nunca, y obcecado como está en contemplar las viejas cicatrices, no ve como se abren nuevas heridas que supuran soledad y amargura.
Y aunque es probable que para el 22 de Enero de 2013 se hayan curado ya completamente, darán paso a sollozos de nuevas vidas.


27 de diciembre de 2011


Los sapos tienen pelo en la lengua
y se restriegan contra las paredes
buscado muñecas de cristal
que les hagan la manicura.

Infancia




Desde los altos castillos de mis sueños vi como el suelo se derrumbaba poco a poco sobre sus cimientos. Pero el abismo no me dio miedo.
Todo se cubría de colores, y desde lo alto, arriba del todo, me lanzaba en busca de mis juguetes tristes. Pero nunca llegué a caer.
La sombra cubrió el sueño antes de que acabara y abrí mis ojos hacia la dorada cascada de ébano que brotaba de la ventana. El parqué aún se mantenía frío, y mis restos de baba eran surcados por galeones convertidos en astillas.
Todo era silencio y quietud, y aunque el color lo invadía todo, no podía evitar que la vida se me presentase en blanco y negro; y pasaba, pasaba tan deprisa... que en cuestión de segundos me vi ya niña. niña triste blanca y negra, mientras los ojos crecían y la cabeza se hacía demasiado grande y pesada para mis hombros inocentes que por aquel entonces todavía no cargaban ningún remordimiento excepto, quizá, el de no haber vivido.

Tú, que brotas de mi vientre...


Tú, que brotas de mi vientre,
que irrumpes entre los hombres corrompidos del mundo
con una inocencia alejada de fronteras.

Tú, que brotas de mi vientre,
que te sumerges en la estepa de mis besos
cuando el calor que te envuelve
aún es mío.
Insulso y débil, amarrado
a las correosas llagas de la vida
desde el mismísimo comienzo.

Palpo tu pecho, y tu cuello,
y tus pequeños brazos y tus piernecillas
y me sustento en tu pequeña manita,
porque aunque aún no lo sepas
eres tu quien me lleva entre sus brazos.
Eres tu por quien mi sangre galopa y discurre.

Te observo dormir,
tan tranquilo y sereno, que parece
que es la palidez de la fría muerte
quien se apodera de tu cuerpo,
y desfallezco entre delirios,
de rodillas ante tu lecho, mientras
las paredes se resquebrajan,
y es entonces cuando tu llanto surge
y todo se detiene cortando el aire.

Cuando la vida vuelve a los rincones del cuarto
lo hace de manera brutal.
Son los gigantes que se levantan de sus tumbas
para elevarte sobre sus hombros
como a un rey entre reyes.

Adiós, América...

Reposa tranquila mientras sus luces despiertan y palpitan, despidiéndose orgullosas. La tierra tiembla bajo mis pies como si tratara de mostrarme su grandeza una vez más, como si se propusiera retenerme hasta que esa terrible admiración y miedo ante lo titánico se quedase para siempre impregnada en mi paladar con un rasgado malsabor ferroso que estrangula poco a poco, removiendo recuerdos que se clavan con cada sonrisa que ha habido.

Y mientras la velocidad aumenta, las tripas se revuelven, caen hacia la gravedad de mi ombligo compungidas, descienden como si estuvieran ancladas a este suelo terracota y se desprendieran de mi cuerpo para quedarse, quedarse donde yo no puedo quedarme. Quedarse con todos los buenos momentos que se precipitan ahora en cascada por mis párpados.

El ruido es tan atronador que me atemoriza, me siento encerrada en mi propia mente, caótica y perdida, donde renacen voces que gritan, que susurran y que lloran sin parar mientras sonríen confusas.

La velocidad aumenta y llegará el momento en que mi cuerpo ya no pertenezca a este lado del mundo. Me levantaré como un gigante entre la corriente, porque ya no piso el suelo de la libertad, porque vuelvo a las cadenas diarias de una rutina hambrienta. Las luces doradas brillan ahora con más intensidad, y en la lejanía se van multiplicando, se reproducen para decirme adiós con una última gran muestra de poder y de grandeza mientras todo parece un sueño, que poco a poco se olvida mientras el amanecer llega al otro lado del mundo, pero más tarde, porque todo lo que hay ahora es oscuridad, un craqueen negro y terrorífico que engulle toda la ciudad a su paso: las luces, los ríos, los puentes… Y mientras todo desaparece lo único que puedes hacer es mirar impotente como se olvida, se pierde, mientras los tentáculos negro mate se apoderan de todo.

Y lo peor, es que me parece bello. Caigo en el sueño presa de la locura que me causa el asombro, todo se aleja, y sin embargo algo ha cambiado, yo. Porque aún puedo sentir su fuerza, su poder, su patria interminable y su orgullo de nación.


4 de septiembre de 2011

enfrentamientos

Me mira mal, me está mirando mal... Me mira mal. Me está desafiando ¿Es que no lo ves? fíjate en esa expresión tan afilada, tan prepotente, se cree superior a mi por ser tan esbelta y tan alta... tan delgada y recia. Pero no lo es, ¡Oh, no! en absoluto, voy a borrarle esa expresión de la cara, ya verá, ya. Me acerco lentamente, un paso, dos... La tengo delante. Desde aquí puedo ver su pálida tez de polvo nacarado y la tersura y suavidad de esta, casi como si estuviera esculpida a mano, pero yo sé por experiencia que a pesar de las apariencias es dura como el acero y peligrosa como una lanza al rojo vivo. No es la primera vez que tengo un encontronazo con alguna de su calaña. Aún tengo la cicatriz en el labio de la anterior pelea. Su mirada es penetrante, me traspasa al igual que lo harían miles de flechas. Es desafiante y me observa del mismo modo que un cazador a su presa. De repente, me invade el miedo. ¡Está demasiado cerca! ¿Cuándo se ha acercado tanto? ¿por qué de repente sus esquinas están mas afiladas? pero el final es inminente, ya no puedo apartarme, su proximidad es enfermiza y me embiste con furia sin poder remediarlo.

Como suponía, dura e inflexible. Puro mármol frío. La frente me arde, más tarde tendré un chichón.

¡La columna ha vuelto a pegarme, yo me la he vuelto a tragar!

23 de agosto de 2011

reflejos



El reflejo del reflejo de una monja me persigue. Iracunda. Bregamos con nuestras palabras mientras la verdad de una sexualidad oculta, afligida, lapida el ambiente innegable y funesto que nos acomete y nos absorbe.

Y bajo la peregrinación de nuestros pecados vemos como, no en vano, desaparece nuestro arrepentimiento y nuestra congoja. El miedo ya no lame mis mejillas bajo cada amenaza del cielo encapotado porque me conozco libre y humano, y ante todo, imperfecto.

La fustigación del reflejo se pierde, con un gesto de ira y odio; de miedo, porque ya no tiene existencia en sí misma, no hay pavor del que alimentarse.


Ahora, ya camino solo ante el mundo.

5 de junio de 2011

Imagen embotellada




Si pudiera embotellar este momento... encerrarlo en una cápsula que lo separe del tiempo, del espacio, que sea solo mío como una mariposa atrapada en un cristal. Y llegar a mi habitación y con el silencio como único testigo del secreto, abrirla confidente, como si fuera una travesura infantil, para disfrutar de nuevo ese momento, para que nunca acabe. Y con libreta a mano y bolígrafo rojo aprovechar las palabras que me susurran las musas entre cada algodón del sueño.

Abrir la puerta de mi habitación y aparecer en un tren con destino a los recuerdos, observar la ventanilla que huye del paisaje con verdes arboledas de olor manzana y madera vieja. Aparecer en el espacio suspendido de un acantilado, entre marejadas bravas y cielos escarlata. Despertar nadando en un abrazo, perderme en un simple paseo a los largo de un sendero, de un parque, de una vida. Que traspasa mis paredes y se camufla entre las sábanas de mi cama. Y cerrar la puerta y perderlo todo, porque el tarro se ha perdido, porque la botella se ha roto.

Piratas



Tantos piratas viven en el aire suspendidos por la fuerza sus gritos.

Gimen ante las muñecas de trapo, reinas de mundos subterráneos dominados por la gonorrea.

Se columpian sobre sus sables de flores amarillas mientras se derrumban las paredes.
El mundo está podrido, encorsetado de mentiras que nacen de las alcantarillas y suben a las nubes a base de mordiscos dulces.

4 de junio de 2011

Lo llaman cocaína

Los imperfectos y escasos espacios libres del polvo de las nubes reflejaban un rostro frio. Frio de vida y ausente de la existencia misma. Aquel espejo había dejado de ser algo físico, era un espejo que reflejaba el alma, o lo poco que quedaba de ella. Reflejaba la putrefacta silueta de una vida carcomida, bapuleada, asqueada. De una vida torturada por los vicios nacidos del odio ajeno.

Acercó su cara al espejo para ver de nuevo los mordiscos que la muerte le iba sembrando por el rostro, devorándolo lentamente, sumiéndolo en un remolino tan profundo que ya había perdido la salida. Un remolino que le lleva a la destrucción misma, hacia una implosión en el vacío de sus vicios.

Se balanceó sobre el precipicio de la lucidez, pero la gravedad del abismo adictivo era demasiado fuerte para ignorarlo y cayó de nuevo en su eterno pecado. Se reclinó sobre el espejo y esnifó la sonrisa recta de la muerte, blanca como el marfil, dulce como la droga.




16 de mayo de 2011

MASTURBACIÓN

" Me compadezco de ella, que inocente, no se conoce, no se sumerge en las profundidades de sí misma cada noche."




Tierna y trémula carne que tiembla bajo la sola imaginación de una caricia con pasión y la burla provocadora que subyace bajo cualquier acto impuro. Carne joven y enrojecida por el paso palpitante de la virtud en cada bombeo de sangre. Inexploradas selvas sudafricanas de climas cálidos que, varadas como ballenas en la madurez, sucumben lentamente al degradamiento progresivo.

Cerrará los ojos y estos se abrirán solos en otro sitio, en otra dimensión en la cual quien lleva las riendas es su cuerpo y no su cabeza. Querrá detener sus manos y retorcerse más que una serpiente mientras se repite que no quiere. No. No que no quiere, que no debe. Pero nadie escuchará sus quejas ni lamentos, porque su cuerpo ya se estará moviendo al ritmo acompasado que su corazón le marca con un Bum!...Bum!... Y más rápido, y más saciado. Bum! Bum! Bum! Y mientras tiembla acunada en el calor que surge de su interior y que explota con una onda expansiva y la destrucción de su Tsunami, escuchará como sus réplicas se doblegan fustigadas por un placer sobrehumano que le devuelve a sus instintos más salvajes y al mismo tiempo los más humanos.
Sentirá que desfallece porque el oxígeno que respira no es suficiente para alimentar dos bocas; y la primera, la voz de su conciencia, se irá ahogando con sus lecciones morales al fondo más oscuro de su cabeza, donde sus pensamientos no llegan; y la otra, su voz física, se romperá, se desgarrará entre gemidos que oirá lejanos, porque esa no le parece su voz ni la de nadie que conozca, porque su timbre es tan sugerente y lascivo que causa estragos en ella misma solo con oírlos, reavivando el fuego que creía extinto con una nueva fuerza totalmente desconocida.


Un ave fénix se ha colado en su estómago y está reviviendo de entre sus cenizas en su interior, haciendo que se abrase, que se muera, que pierda el poco control que ejercía sobre su cuerpo. Su espalda se crispará con el sonido más horroroso que hubiera podido hacer, como el de un cuello al ser retorcido con la fuerza de un gigante, y sus brazos dejarán de ser suyos, caerán al vacío más profundo, se desprenderán de su cuerpo totalmente dormidos, junto con las manos, que ya tendrán los nudillos blancos. Sus piernas tomarán vida por si solas y saltarán azoradas en rápidos movimientos que faciliten la expulsión de tensión de su cuerpo, de los espasmos y el fuego que la sacuden.
Y cuando crea que ya se haya acabado se encontrará cayendo al abismo más profundo de sí misma, donde sus fantasías no llegan, ni su cansancio, ni el murmullo lejano de su conciencia diciendo que ha pecado. Un abismo más profundo que el más inmenso de los mares, en el que se encontrará a la deriva entre aguas calientes y el más absoluto de los negros, buceando incansable hasta el final del abismo, cayendo a las profundidades más letales de un sueño, donde el duermevela se hace dueño de ella antes de que llegue a darse cuenta y caiga, irremediablemente, en las garras del dios de los sueños pasajeros.

12 de mayo de 2011

#.

En el día soleado bajo el aliento fresco de una mañana, cuando me acune tu presencia bajo el cielo despejado, me columpiaré sobre las gotas de rocío que conserven tu esencia. Perfumaré mi alma dormida con el olor que desprendan y me sumergiré en la melancolía que me produce no despertar frente a tu vida.

serpiente con tacón

Quiero seguir colgando de tus brazos hasta que se me rompan las sonrisas y se me caigan los sueños al suelo, arapos que arrastrar como un lastre hasta que mude la piel.

3 de mayo de 2011



Entre las briznas de hierba se ha perdido mi cordura mientras esperaba que el mar furioso y eléctrico me llevara otra vez de vuelta al reino de los vivos.



Y aún sigo buscando bajo cada piedra un atisbo de esperanza.
Ojalá existiera un mundo paralelo solo para nosotros. Solo pido un espacio de 2x2, y cuando quieras lo abres, como una puerta escondida en el bolsillo, una nueva dimensión para nosotros solos, donde nadie nos mire, donde pueda estar toda la vida besándote, porque no habrá tiempo que nos detenga. Y Seremos Poderosos

Bajo la bóveda celeste



El cielo se ha empezado a teñir de morado porque resulta que el rojo ya no es un color suficientemente virgen como para teñir el atardecer, y padre Odín, celoso, aún planea conservar su virtud murante mucho tiempo.

Y yo, que me he quedado en los huesos de lo que he sido antaño, lo miro con desolación porque no me queda otra cosa que hacer en esta perra vida.

Telas de araña que van cubriendo la rutina de nuestros besos, y se hacen más pesadas y tupidas, e irán engordando hasta que su peso sea más del que puedan sujetar mis flacos hombros.


Atlas no hay mas que uno, y se encuentra en la albina morada de las nieves, sustentando sobre sus hombros mi aliento y mi arrogancia.

Cáscaras de ciudad



Las goteras son cáscaras de ciudad, pequeños agujeros negros de dimensiones paralelas que surcan los cielos en balsas de plata.

Caen en espirales burlando la gravedad con danzas inquebrantables de un bolero que todavía no se ha escrito.

Te sumerges en la lluvia de sus desperfectos y cascotes de la antigua gloria que sostuvo estas torres del pasado cae sobre ti, tiñéndo de cano tu pelo y tu faz. Tu sonrisa y mis pesadillas.



28 de marzo de 2011

Partiré la playa en dos.


Partiré la playa en dos para que no mancillen mi arena de nácar celestial. Partiré la playa en dos para que las penas de los hombres no lleguen a mis tierras ni toquen el salvaje mar, revuelto y altivo, que se agita en batientes movimientos. Trazaré la línea que corte un mundo, que sea eterna y lleve a un paraje desconocido y recóndito, intacto y natural como la vida misma. Dejaré atrás el frío mundo de porcelana gris que atormenta a su creador arrastrándolo a una vorágine de represión y desolación. Inseguridades como puñales. Naufragaré por las dunas desérticas del fondo de un vaso, buscando la salida de un laberinto imposible, que es mi propio crecimiento. Y mientras tanto el horizonte se extiende hasta el fondo con sensación de vértigo y temor, y al volver la vista atrás el mundo es más pequeño, y el principio de tu división se encuentra tan lejano que no puedes ni siquiera verlo.

Partiré la playa en dos cuando los cariños de los desaliñados hayan torturado un alma salvaje de cóndor. Partiré la playa en dos cuando hayan colmado de caricias mi sediento cuerpo.




Partiré la playa en dos, y mientras camine en línea recta, la carne se irá desprendiendo de mis huesos, y mi piel irá cayendo a cada paso, el pelo se convertirá en vago recuerdo, tornando el polvo al polvo, porque la muerte me habrá devorado poco a poco con la llegada del tiempo, y en tu burbuja de sonidos marinos y penas abandonadas no podrás percibir como el carruaje de la vida galopa, dejándote atrás, poco a poco, en la lejanía, sin carne, ni piel, ni huesos. Ni polvo, ni nada.

Broken


Soy tu títere de papel amarillento,
De hombro desencajado,

Enterrado en soledad ajena
Y bravura obscena
Al entrever con mirada infante

La tersura y entereza

De tu pecho de luz.

Y cada vez que cierro los ojos ya solo veo tu sonrisa

Pájaros de nieve


Chuparé el plumaje blanco del gorrión

Cuando la muerte ascienda,

Y en llamaradas de negrura

Cabalgue hacia mis lenguas de plata.



Savoy


¡Oh! Music makes me crazy… Las risas se mezclan con el jolgorio, las conversaciones se confunden y se funden. Remueves tu margarita, el hielo se aparta hacia los lados y la copa hipnotiza, ¡Que graciosa es al ritmo de esta música! ¡Oh! Music makes me crazy… Las luces corren, bailan, se persiguen, parpadean, creen que pueden morderse unas a otras. Voraces. Águilas imperiales con forma de calabacitas que están por todas partes. ¿Y si las muerdo yo? ¡Oh! Michigan road…. Los labios se adhieren a la pajita, pegajosos de alcohol besan con pasión el dorado líquido que corona la copa. Qué dulce amargo ¡Argh! Se arrastra a mi garganta sin darme el placer de recrearme en él. No me deja acariciarle, besarle, hacerle el amor con la boca para sentir el amor en mi interior. El suelo de madera cloquea con las pisadas de tacones. El suelo sigue el ritmo. Los carteles de las paredes me saludan. ¡Qué luces! ¡Que dulces rastros de licor en los labios! Mmm… ¡Oh! Music makes me crazy…

Susurro de incienso

Susurro de incienso

Inmerso en la profunda cueva

Recoge el crepitar de las olas

De pasión que alberga tu cuerpo,

Y corrompe con dulzura

La parsimonia en el sueño de mis ojos,

Absortos en contemplar

La furia de tu fuego

Que golpea, y golpea, y golpea,

La roca de mi ausencia

Aullando su nombre.

Un susurro, una caricia

Suave, lento.

Una mano, un beso,

Ausente, fugitivo.

Un contacto y continuo movimiento

Fuerte, violento.

Delirio de un sueño

Abraza la sensación fría del invierno,
De un corazón dormido y templado.
Sueña, y disfruta de las caricias
Que proporciona el sosiego.


Caía la rosa senil,
Envuelta en capullos sangrientos.
Quiero vivir un sueño,
Soñar que despierto
y no estoy durmiendo.
Verlo todo azul,
Todo color verde.
Ansío ese mundo
Donde no me alcance la muerte.
Y cae la rosa enferma,
cubierta de arrugas,
Ya sin color,
Solo como un recuerdo
De viejos sueños,
Antiguos sentimientos.
Sueño que la vida es sueño,
Que el sueño es realidad,
Donde no hay dolores,
No hay pesar.
Donde vivir la vida es libertad.

18 de enero de 2011

Nubes estúpidas

*Fª de García Alix*
Te quiero demasiado, como una nube atolondrada que no sabe cómo bajar del cielo. Sin embargo, la distancia me protege, por eso siempre me cuelgo de las lámparas, para no ver la hostia tan cercana.

14 de enero de 2011

Cuando el mundo arda...



Bienvenidos al baile de misterio que replegará el mundo sobre sí mismo al contemplar mi cara.



*Fotografía de Julia Fullerton*


Si flotamos entre tanta inmundicia es solo porque la envidia se convierte en flotador.

12 de enero de 2011

Inyéctame azucar en sangre para que aprenda a ser dulce.

El día es hoy. Hoy es el día en que volveré a la vida, a las entrañas gangosas del vientre materno, a la rojiza tierra que me vio nacer, porque hoy es el día en que todo va a acabar. Y mientras las estrellas floten en una vorágine de fuego chispeante y los ríos se vuelvan espejos amargos, yo estaré descansando en mi lecho de flores muertas.

11 de enero de 2011

Escupir al cielo y esperar la respuesta.



Me masturbo en las aguas torrenciales de la vida
como un niño rebosante de alegría,
y esperando a mi corrida
follo, bebo, y escribo poesía.

10 de enero de 2011

Taste the Blame.


Nadando en un yugo de culpas ausentes de motivos.

Peceras de alcohol y bolsillos rotos para guardar las penas.
Todo es furia, todo es fuego.

Vas al baño, y mientras lees las pintadas de la puerta y oyes el goteo de una cisterna rota, olvidarlo todo. Todo.

Pintarse la sonrisa con carmín de caramelo.

Ejército de bestias

Una rubia con cara de conejo cotillea. A su lado, otra chica dibuja corazones junto al nombre de su ex. A su lado, un travelo juega con un monopatín en miniatura. A su lado, un skater compite contra él intentado saltar más alto. A su lado, un melenas fantasma alardea de sus conquistas. A su lado, una chica mal teñida habla con alguien de la otra esquina. A su lado, una morena maquillada hasta las bragas mira la nada. A su lado, una chica extraña escucha atenta. A su lado, una rubia marimacho colorea una foto de su agenda. A su lado, una pelirroja saca disimuladamente el móvil del bolsillo para cambiar la canción que le llega por la espalda hasta el oído. A su lado, una chica se reclina sobre la mesa para ocultar qué está haciendo. A su lado, una pija se pinta las uñas de gris metálico. A su lado, otra pija lee en voz alta. A su lado, una rubia se enrolla y desenrolla un collar en el dedo. A su lado, dos pijas hacen recuento de las locuras del sábado. A su lado, un homosexual neurótico obseso agresivo chilla sin parar y dibuja con rosa fosforito. A su lado, dos canis se dan besos. A su lado, una rubia escribe una actualización de su Fotolog. A su lado, una chica mira embobada el techo. A su lado, una pelirroja juega a la Nintendo DS. A su lado, un chico mira su Tuenti en el móvil mientras canta. A su lado, un moreno silba. A su lado, otro chico juega a la DS. A su lado, mister porreta habla con el de enfrente. A su lado, un chico tímido se balancea en la silla. A su lado, dos chicas cotillean y comen regalices.
Al frente de todos ellos, una escoba mal peinada con ojos de sapo y voz chillona que encuentra satisfacción en explicarle a las paredes el por qué del movimiento obrero.

24 de diciembre de 2010

Flajelación


Despejo la mañana

esperando encontrar

un atisbo de luna

en las cuerdas de tus sábanas.

Y entre los latigazos

de flores nacaradas

despierta mi líbido ansioso

de autocomplaciente masoquismo,

caricias etéreas y

enfermedades venéreas.

6 de noviembre de 2010

Amor


El suave manto de la luz lunar me arropa con caricias cuando, perdida, alzo la vista al cielo, languideciendo, muriendo, por no poder acariciar su suave piel perlada, los besos nocturnos de cal y arena que descienden del cielo con plumas blancas, suaves, cálidas, dulces, una lluvia de plata que la luna envía como su manto de protección. Las perladas lágrimas de su llanto inexplicable ante la noche profunda, dormida, plagada de estrellas que son diminutas sonrisas, colocadas en las nubes para jugar al tres en raya, diminutas sonrisas que forman un caminillo, unas escaleras hasta el cielo, para guiar a los caminantes, a los solitarios, a los perdidos, a los bohemios...
Quería alargar la mano, tocar el cielo con un dedo y sentir su tacto etéreo suave y esponjoso, como la nata montada, sentir a través de los poros el regustillo a azúcar que siempre se pierde y que va a parar a las nubes, a sus cuerpos polvorientos de sueños infantiles, de deseos pasionales.
Sé que podría llegar allí arriba y tumbarme en la mullida estepa de sueños celestes, abrazada a la luna con ternura, con el cariño de una madre hacia su hijo, con la represión sexual de un amante confidente, de una rosa espinada que, decrépita, muere lentamente, azotada por la blanquecina mano del tiempo; el frío invernal cubrió su carmín ensangrentado hasta que las venas se secaron y el verde se volvió pálido, seco y manchado, abultadas deformaciones que perfilan su sutil tersura crecieron y aumentaron llevándose con ellas la belleza, los recuerdos de lo que fue llamado amor, amor, amor.... que duele, que arrasa, que me destruye con su luz.
Me deslumbró con su esplendor, y una vez que estuve totalmente ciega me abandonó a los confines de la suerte, del destino, de la irremediable tragedia que arrastro entre mis años, mis lagos de lágrimas, mis pañuelos lanzados al agua, hacia un mar invernal y congelado, donde quise verlos volar hacia "le liberté", mi añorada y querida libertad, mi cruz andante, mi yugo.