Beber del alma del sediento,
de las legañas repegadas
que dejaron atras los sueños.
Murieron entre llantos,
los buscones maniacos
que amanecían entre tus sábanas
de lino y felpa, gastadas,
por el uso de miles de cuerpos
sudorosos y malolientes,
entre las llamaradas de pasión
que desprenden tus sobacos.
C'est la fin, mon ami.
*Fotografía de Alex Wen
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